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sábado, 26 de febrero de 2011

NO DEJANDO DE CONGREGARNOS

 NO DEJANDO DE CONGREGARNOS




Por José Carvajal

INTRODUCCIÓN:
Hermanos, el dejar de congregarse es un problema que sigue siendo una constante entre los miembros de la iglesia local, por eso es importante que recordemos frecuentemente el mandamiento de Hebreos 10:25, no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca”.

I.                  MARCO HISTÓRICO DE HEBREOS 10:25.
A.   Este MANDAMIENTO fue dado aproximadamente en el año 63 d.C.
1.     Era época de PERSECUSIÓN a los cristianos y la OPOSICIÓN en general desanimaba a muchos hermanos hebreos, causando que muchos dejaran de congregarse en los cultos públicos para adoración.
2.     Esto era pecado, por lo cual también se les advirtió a no pecar deliberadamente (v.26).
3.     De hecho, ellos ya habían atravesado por tribulaciones extremas, y ahora se les instaba a seguir fieles:
a)    Pero traed a la memoria los días pasados,  en los cuales,  después de haber sido iluminados,  sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte,  ciertamente,  con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo;  y por otra,  llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. Porque de los presos también os compadecisteis,  y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo,  sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Hebreos 10:32-34);
b)    Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,  sino de los que tienen fe para preservación del alma” (v.39).
4.     En este contexto, el escritor inspirado por el Espíritu Santo escribió estas palabras: “no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca”.
B.   Este mandamiento fue dado aproximadamente un año antes del incendio de Roma causado por el emperador Nerón (54-68 d.C.).
1.     Esto trajo como consecuencia la primera de las diez grandes persecuciones que recoge la historia. Esta fue por edicto del emperador Nerón, quien acusó a los cristianos y ordenó que se les arrojara a los perros y a otros que fueran crucificados o quemados vivos. El historiador Tácito cuenta:
a)    “Sin embargo, ni por industria humana, ni por larguezas del emperador, ni por sacrificios a los dioses, se lograba alejar la mala fama de que el incendio había sido mandado. Así pues, con el fin de extirpar el rumor, Nerón se inventó unos culpables, y ejecutó con refinadísimos tormentos a los que, aborrecidos por sus infamias, llamaba el vulgo cristiano. El autor de este nombre, Cristo, fue mandado ejecutar con el último suplicio por el procurador Poncio Pilatos durante el Imperio de Tiberio y reprimida, por de pronto, la perniciosa superstición, irrumpió de nuevo no solo por Judea, origen de este mal, sino por la urbe misma, a donde confluye y se celebra cuanto de atroz y vergonzoso hay por dondequiera. Así pues, se empezó por detener a los que confesaban su fe; luego por las indicaciones que estos dieron, toda una ingente muchedumbre (multitudo ingens) quedaron convictos, no tanto del crimen de incendio, cuanto de odio al género humano. Su ejecución fue acompañada de escarnios, y así unos, cubiertos de pieles de animales, eran desgarrados por los dientes de los perros; otros, clavados en cruces eran quemados al caer el día a guisa de luminarias nocturnas. Para este espectáculo, Nerón había cedido sus propios jardines y celebró unos juegos en el circo, mezclado en atuendo de auriga entre la plebe o guiando él mismo su coche. De ahí que, aún castigando a culpables y merecedores de los últimos suplicios, se les tenía lástima, pues se tenía la impresión de que no se los eliminaba por motivo de pública utilidad, sino para satisfacer la crueldad de uno solo.” [107] Tácito Anales XV.44 / Citado en WIKIPEDIA.

II.               EL MANDAMIENTO DE CONGREGARSE ES MAYOR QUE LA LEY DE MOISÉS.
A.   En el capítulo 3 de Hebreos, el escritor compara a Cristo con Moisés, dejando sentado la clara diferencia entre ambos y, estableciendo la superioridad del Señor:
1.     Por tanto, hermanos santos,  participantes del llamamiento celestial,  considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión,  Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó,  como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste,  cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo” (Hebreos 3:1-3).
B.   Así también hay diferencia en cuanto a superioridad y vigencia entre la Ley de Cristo (Romanos 7:4; 1 Corintios 9:21) y la de Moisés, el sacerdocio, etc.:
1.     Si,  pues,  la perfección fuera por el sacerdocio levítico  (porque bajo él recibió el pueblo la ley),  ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote,  según el orden de Melquisedec,  y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio,  necesario es que haya también cambio de ley(Hebreos 7:11-12). Énfasis mío.
2.     “mas éste,  por cuanto permanece para siempre,  tiene un sacerdocio inmutable” (Hebreos 7:24).
3.     Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo,  cuanto es mediador de un mejor pacto,  establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto,  ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días,  dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos,  dice el Señor. Por lo cual,  este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,  dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano,  diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades’.
Al decir: Nuevo pacto,  ha dado por viejo al primero;  y lo que se da por viejo y se envejece,  está próximo a desaparecer” (Hebreos 8:6-13).
C.   También el mandamiento de reunirnos sin falta de Hebreos 10:25 (como todo mandamiento en el Nuevo Testamento) es aún mayor que los diez mandamientos de las tablas de Moisés.
1.     El que viola la ley de Moisés,  por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios,  y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,  e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:28, 29). Énfasis mío.
D.   El carácter supremo de justicia punitiva de Hebreos 10:25 lo podemos ver muy claro cuando lo comparamos con los mandamientos prohibitivos de las tablas de Moisés:

No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No hablarás… falso testimonio.
No codiciarás…
(Éxodo 20:13-17)


No dejando de congregarnos…

(Hebreos 10:25).



E.   Es sencillo entender lo grave de faltar a las reuniones de la iglesia al mirar lo que dice Santiago:
1.     “Porque el que dijo: No cometerás adulterio,  también ha dicho: No matarás.  Ahora bien,  si no cometes adulterio,  pero matas,  ya te has hecho transgresor de la ley” (Santiago 2:11).
2.     Matar, adulterar, robar, etc., son actos horrendos. También lo es y aún más, el dejar de reunirse.
a)    Las consecuencias: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios,  y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,  e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza,  yo daré el pago,  dice el Señor.  Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:29-31).

III.            ¿SABE USTED QUÉ ES CONGREGARSE?
A.   El texto original griego usa la palabra EPISUNAGOGUE que quiere decir “reunirse en un solo lugar todos”, en este caso, todos los cristianos.
1.     Esta palabra también se usa en 2 Tesalonicenses 2:1: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo,  y nuestra REUNIÓN con él,  os rogamos,  hermanos”. Énfasis mío.
B.   Dice 1 Corintios 11:18: “Pues en primer lugar,  cuando os reunís como iglesia…”.
1.     Salmo 50:5. Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio”.
2.     Salmo 133:1. ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
C.   Congregarse (valga la redundancia) es estar congregados en el nombre de Cristo: Mateo 18:20. “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,  allí estoy yo en medio de ellos”.
D.   Es confesar a Cristo porque al estar congregados partímos el pan para anunciar su muerte hasta su venida (Cf. Romanos 10:9-10; 1 Corintios 11:26).
1.     que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,  y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,  serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,  pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10).
2.     “Así,  pues,  todas las veces que comiereis este pan,  y bebiereis esta copa,  la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11:26).
E.   Para cumplir muchos mandamientos de Dios tenemos que estar reunidos “como iglesia” (1 Corintios 11:18).
1.     Dice Gálatas 6:2, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
a)    ¿Cómo podemos cumplir con este mandamiento de sobrellevar las cargas a los hermanos sin congregarnos, sin saber nada de ellos?
F.    El ausentarse de las reuniones da origen a la falta de fe y aumenta la incredulidad:
1.     Lo vemos en el caso de Tomás: Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino” (Juan 20:24).
a)    Leer los versículos de el 19-29.
2.     Los que faltan a la reunión de la iglesia pueden llegar ser tan incrédulos como Tomás.

IV.           LA REUNIÓN DE LA IGLESIA, ES UNA REUNIÓN DE SACERDOTES.
A.   El cristiano que deja de congregarse deja de cumplir su responsabilidad de sacerdote para ofrecer sacrificio a Dios.
1.     Hebreos 13:15, 16: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”. Énfasis mío.
2.     1 Pedro 2:5, 9: vosotros también,  como piedras vivas,  sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo,  para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”; 9Mas vosotros sois linaje escogido,  real sacerdocio,  nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Énfasis mío.


V.              NO HAY MÁS EXCUSAS.
A.   Lo expuesto aquí, deja sin argumentos a todos los que ponen excusas:
1.     Muchos creen que pueden ser cristianos sin tener que asistir a la iglesia, dicen que para seguir a Jesús no hace falta estar en la iglesia “dándose golpes de pecho”, etc.
a)    Pero eso es imposible porque Hechos 2:41-42 dice: Así que,  los que recibieron su palabra fueron bautizados;  y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,  en la comunión unos con otros,  en el partimiento del pan y en las oraciones”.
2.     Otros creen que tienen algunos privilegios, por ejemplo, porque ofrendan mucho, mucho, ayudan mucho, son muy educados, etc., o creen que pueden faltar de vez en cuando porque Dios no se ha de molestar por eso pues Él es amor (Cf. 1 Juan 4:8; Hebreos 12:29).
a)    Pero dice Tito 3:5: “nos salvó,  no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,  sino por su misericordia,  por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.
b)    Efesios 2:9: “no por obras,  para que nadie se gloríe”.
c)     También Dios dijo: No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano;  porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7).


VI.           ¿CÓMO PODEMOS MOSTRAR AMOR Y FE A DIOS SIN ESTAR REUNIDOS EN SU CASA?
A.   La verdadera fe se demuestra cuando obramos con amor porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo,  ni la incircuncisión,  sino la fe que obra por el amor” (Gálatas 5:6).
B.   Cristo siempre está presente en cada reunión de la iglesia, de hecho siempre es el primero en llegar a las reuniones:
1.     Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,  allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
2.      pero Cristo como hijo sobre su casa,  la cual casa somos nosotros,  si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Hebreos 3:6).
3.     “para que si tardo,  sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios,  que es la iglesia del Dios viviente,  columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15).
B.   Si amamos a Dios debemos demostrarlo obedeciéndole con profundo amor y convencimiento:
1.     El que tiene mis mandamientos,  y los guarda,  ése es el que me ama;  y el que me ama,  será amado por mi Padre,  y yo le amaré,  y me manifestaré a él” (Juan 14:21).
2.     “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (1 Corintios 16:14).
3.     “Pero sin fe es imposible agradar a Dios;  porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,  y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).


CONCLUSIÓN:
·       Congregarse es reunirse todos los cristianos en un solo lugar como iglesia local.
·       A los cristianos se les dio el mandamiento de Hebreos 10:25 estando ellos bajo una gran persecución. Debían reunirse aun a riesgo de perder la vida.
·       ¿Qué haría usted si en su región se desata una situación de violencia (ni Dios lo permita) como una guerra civil, etc.? (Cf. 1 Corintios 10:13).
·       Bien dijo el Señor: Porque todo el que quiera salvar su vida,  la perderá;  y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio,  la salvará” (Marcos 8:35).