“Y Se Desanimó El Pueblo Por El Camino”
Por José Carvajal
“Después partieron del monte de Hor, camino del Mar
Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.” (Número 21:4)
INTRODUCCIÓN:
· “Se desanimó el pueblo por el camino”. Otras versiones dicen “se
impacientó” LBLA; “perdió la paciencia” BLA; “se desesperó” BLS.
· Frecuentemente hay desaliento entre el pueblo de Dios y a veces pasamos
por valles de depresión, por sequías espirituales, pero nada comparado con lo
que hoy día vivimos, particularmente nunca habíamos tenido una guerra del
maligno contra ésta iglesia de Cristo como la que estamos atravesando ahora (cf.
Apocalipsis 12:17).
I.
EL DESALIENTO, ARMA DEL
ENEMIGO CONTRA LA IGLESIA.
A. Cuando Israel peregrinaba por el camino desértico
anhelaba los bienes de la vida anterior: “¡Quién
nos diera a comer carne! Nos acordamos... (De) Egipto” (Número 11:4, 5).
1. Decían: “… ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?” (Número 14:1-3).
B. Es importante notar que en las regiones desérticas de los países del
Medio Oriente, hoy día muchos pueblos navegan con sus familias sobre camellos, colocándoles una tarima fijada
sobre lo que sería una especie de silla de montar sobre el camello, en ella
viajan sentados la esposa, los hijos y pertrechos, etc., y puede apreciarse
como aparecen asomadas progresivamente en caravanas estos itinerantes desde un
punto del desierto y se van ocultando por el otro extremo del paisaje como un
espejismo.
1. También hay cualquier cantidad de serpientes y escorpiones. Cuenta los
soldados de la invasión a Iraq, que cada mañana tenían que sacudir sus ropas y
vaciar los escorpiones que se introducían en sus botas.
C. Por cuarenta años el pueblo de Israel viajó en desiertos semejantes (Hechos 7:36, 42; 13:18) y nunca les
picaron o mordieron los escorpiones y serpientes, ni siquiera se les hincharon
los pies (Nehemías 9:20-21), salvo
cuando estos se rebelaron contra el Señor fueron mordidos por las serpientes y
Dios les mandó a mirar la serpiente de bronce para que sanaran (1 Corintios 10:9; Número 21:4-9; Salmos
78:18-21), lo cual es un tipo de la crucifixión de Cristo (Juan 3:14).
D. Es cierto que hasta hace
pocos años atrás comíamos con regularidad los alimentos básicos, y cada día se
hace más difícil comprarlos.
1. Al principio de la crisis iban desapareciendo y aumentando el costo de
los pocos productos alimenticios que habían en los anaqueles, ahora hay un poco de variedad pero nunca como los que
estábamos acostumbrados a ver y comprar.
2. Hoy no podemos comprarlos aunque los hay con alguna regularidad porque el
salario mínimo de un mes te alcanza solo para comprar 4 o 3 kilos de harina de
maíz, o un kilo de grano (frijoles) y un kilo de arroz. Y cada día que pasa es
peor la situación.
E. Sabemos que el camino de Cristo es un camino angosto (Mateo 7:14), pero en él también hay
momentos de bonanza, no murmuremos pese a todo este sufrimiento (cf. 1 Corintios 10:9-11).
1. A veces es difícil no ser de “doble ánimo” (Santiago 1:8; 4:8; Mateo 6:24).
2. Persecución, prisión y muerte era algo frecuente que sufría la iglesia
primitiva (Hechos 5:40-41; 23:11; 8:1-3;
11:19).
3. Pero Dios ofrece siempre una salida a las tentaciones y pruebas (1 Corintio 10:13; Hebreos 2:18). El caso de Job
ilustra este punto: Dios permitió que Satanás tentara a Job causando grandes
tragedias en su vida (muerte de sus hijos y pérdida total de sus bienes
materiales, además, para rematar, le causó una enfermedad incurable), pero Dios
le puso límites a lo que podría hacer (Job
1:12).
F. Si a lo que nosotros padecemos por causa de la crisis en el país, le
añadimos los problemas:
1. Desalojo reciente del local del Paraíso, donde nos reunimos por once
años (nov 2007-febrero 2019).
2. El impedimento para reunirnos en la casa que prestó nuestro hermano, donde
solo nos reunimos dos domingos porque un vecino (con una supuesta querella
legal) derribó el acceso (escaleras) a la vivienda, nos da un “coctel” de
razones para sentir desánimo.
3. Y aunque estos eventos no son una “persecución” en sí, es obvio que es
un ataque del maligno para dañar nuestra autoestima y fe, cosa que no logrará,
pues, al recordar las palabras del Señor “el Hijo del hombre no tiene dónde recostar
su cabeza” (Mateo 8:20), se
eleva más nuestra confianza en el Señor a un nivel de compromiso espiritual.
CONCLUSIÓN
·
Hoy nos reunimos aquí, en
uno de varios lugares que por más de una década hemos usado para estas
contingencias, y que nos trae a la memoria momentos de conversiones de hombres
y mujeres que dejaron y van dejando sus huellas en esta casa de Dios, la iglesia
de Cristo (Romanos 16:16).
·
No debemos sentir temor por
la crisis, etc. (cf. Mateo 24:6), el
Señor sabe cuándo, dónde y cómo cambiar esta situación, y mientras ésta pasa,
Él nos alentará con Su Palabra (cf. Deuteronomio
31:6; 1 Samuel 17:32; Marcos 6:49-50).
·
No dejemos de asistir a las
reuniones de la iglesia, reúnase esta donde sea (Hebreos 10:24-25; 13:13-14), porque el Señor siempre estará allí
donde está su cuerpo (Mateo 18:20;
Efesios 5:23).
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