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Hoy quiero
hablarles un poco sobre el milagro de la tempestad, cuando los discípulos sobre
la barca, estaban en medio del mar (Mateo 14:22-25).
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Y como existen
varios tipos de “tempestades”, las financieras, las familiares, etc., y las
doctrinales.
A.
Juan 6:18, dice “Y se
levantaba el mar con un gran viento que soplaba.”.
1.
Marcos dice que el Señor vio que remaban con gran
fatiga (Marcos 6:48).
2.
Dice el texto que el Señor se les mostró andando sobre
el mar.
3.
Llama la atención la reacción de los discípulos, dice
Mateo: “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:
¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.” (Mateo 14:26).
4.
Vamos a tomar en cuenta algunas cosas para disculpar a
estos hombres:
a.
Era madrugada.
b.
La figura humana que veían aparecía borrosa.
c.
El espectáculo de un cuerpo de hombre andando sobre el
mar impresionaría.
d.
Ellos además creían en los fantasmas.
e.
Y dice Mateo que dieron voces de miedo.
5.
¡Qué espectáculo! ¿Te lo puedes imaginar? Doce
hombres, discípulos de Jesús, en una madrugada dentro de una barca, con un mar
embravecido, dando voces de miedo.
a.
¿Cómo serían aquellas voces? Lástima que no las tengamos
escritas en la Biblia.
b.
¿Qué dirían? ¿Y por qué tenían miedo?
B.
Aquellas voces de miedo era consecuencia de la
confusión, de confundir a Jesús con un fantasma, un ser irreal. Con ese
fantasma, un ser irreal, lo confundían.
1.
¿Me permites una pregunta? ¿Tú eres cristiano?
a.
¿Es Cristo real para ti? ¿O todavía, es como un
fantasma?
2.
¿Y por qué dice el texto de Mateo que los discípulos
creyeron que era un fantasma?
a.
Simplemente
porque ellos participaban de la creencia general judía de la creencia en los
fantasmas y los espíritus.
3.
En el curso de
una de las apariciones de Jesús, después de la resurrección, también le
confundieron con un espíritu (Lucas 24:36-40).
a.
Ellos creían en
los fantasmas, y también en los espíritus.
4.
En otra ocasión,
dice Lucas en el libro de los Hechos, que cuando el apóstol Pedro salió de la
cárcel, y fue corriendo a la casa donde estaban los discípulos reunidos, llamó
a la puerta. Leamos lo que dice Lucas en Hechos 12:13-16.
a.
Creían en las
apariciones de los ángeles, creían en los espíritus, creían en los fantasmas y
no creían en lo que deberían haber creído, en el poder de la oración.
b.
Porque parece
una ironía que estuviesen orando para que Dios liberara a Pedro, y cuando Pedro
se presenta allá, después de haber sido liberado, no creían que fuese Pedro. ¿Entonces
para qué orar?
C.
Ahora, en el
milagro de la tempestad, al contemplar aquella forma humana andando sobre las
aguas, pensaron inmediatamente en un fantasma, se turbaron, y dieron voces de
miedo.
1.
Los discípulos,
en verdad, no eran muy valientes que digamos. Sabían que un cuerpo de hombre no
podía sostenerse sobre las aguas, les era difícil aceptar el milagro.
a.
Marcos nos dice
por qué, ¿por qué dieron voces de miedo, y por qué no creyeron en el milagro? (Marcos 6:52). La fe de los discípulos claudicó.
2.
Cristo es el
refugio contra toda tempestad, cuando ellos daban voces de miedo, apareció la
voz amiga.
a.
¿Recuerdas que
María Magdalena reconoció al Señor cuando oyó su voz? (Juan 20:14-16).
b.
Lo mismo pasó
aquí, Cristo se da a conocer por su voz, era una voz amiga, era una voz que
tranquilizaba, era una voz que infundía aliento, era una voz que remitía el
miedo y que hacía renacer la esperanza. Cristo les dijo… “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mateo
14:27).
3.
¿Cómo atendemos
a la voz del Señor hoy? (Juan 10:27; Hebreos 1:1-2; Efesios 3:4; Hechos
8:28).
a.
Si perseveramos en la doctrina de los apóstoles, en el
culto (los cinco actos), haciendo vida en la iglesia (Hechos 2:42, 47), mostramos que hemos escuchado su
voz y somos de sus ovejas.
CONCLUSIÓN:
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Las tempestades
del alma pueden ser de muchos tipos, económicas, familiares, etc., todas son
peligrosas para nuestra fe, pero ninguna de ellas nos apartan inmediatamente
del Señor, o al menos, así suele pasar.
·
Pero cuando un
cristiano comienza a visitar o escuchar a las iglesias sectarias, se introduce voluntariamente
en “tempestades” doctrinales. Este tipo de “tempestades” si te apartan
inmediatamente de Cristo (2 Juan 9-11), porque
te contaminas al hacerte partícipe de los demonios (1 Corintios 10:21).
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