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jueves, 23 de mayo de 2013

ENGENDRADOS POR DIOS


“Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Corintios 4:15)

Introducción:
·        La Biblia menciona a dos grandes mujeres, Elizabeth y María, que dieron a luz a dos hombres de Dios, uno de ellos sería engendrado directamente por el Espíritu Santo (Mateo 1:20-21).
·        Jesús es nuestro Salvador, y nos dice que debemos nacer de nuevo, es decir, ser engendrados por el Espíritu Santo en el bautismo para el perdón de los pecados (Juan 3:3-6; Hechos 2:38).
·        Sobre esto quiero hablar,  porque es necesario que las personas tengan un nuevo nacimiento y así sean engendrados por el Espíritu Santo (Juan 1:12 -13; Hechos 2:41; Gálatas 3:26-27).


I.                  Las Escrituras enseñan que significa ser engendrado según la carne y según el Espíritu.
A.   La Concordancia STRONG dice que la palabra “engendrar” significa: “procrear  (propio del padre y por extensión de la madre). Engendrar (dar a luz), concebir y en sentido figurado (regenerar), esto es nacer de nuevo”.
B.   Los hijos de la promesa y los hijos de la carne (Gálatas 4:21-31).
1.     ABRAHAM engendro dos hijos (v.22).
a.     El primero fue Ismael que nació de la esclava  Agar  esto es según la carne (v.23).
b.    El segundo nació por  la promesa que Dios le dio a Abraham, esto significa que fue engendrado por el Espíritu Santo (Génesis 15:1-4; 18:10-14; 21:1-2; Gálatas 4:23, 29).
1)    Los que nacen según la carne, estos aunque la ley de Moisés fue eliminada  siguen esclavos de esa ley  porque no tienen la ley del Espíritu Santo (Gálatas 4:21, 23; Romanos 8:2).
2)    Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios, por eso, al no ser guiados por el Espíritu de Dios no pueden ser hijos de  ÉL (Romanos 8:5-14).
2.     Muchas personas han nacido genéticamente, esto es de la carne, pero no han sido engendrados por Dios (Juan 3:6).
a.     Estos son los que viven conforme a la carne y no conforme al Espíritu (Romanos 8:1,5, Gálatas 5:16,24-25).


II.  Lamentablemente existen personas que no  han sido concebidos por el Espíritu Santo.
A.   Nuestro  Señor Jesucristo sabía que los hebreos eran descendientes de Abraham  por la carne, pero que querían hacer las obras de su padre el diablo que es mentiroso, homicida y no ha permanecido en la verdad (Juan 8:33-38,44).
1.     Los judíos tenían a Abraham  como su padre pero querían matar al Señor Jesús, como Caín que era del maligno y mato a su hermano Abel (Mateo 3:7-9; Lucas 16:24-26  Juan 8:39-40; 1 Juan 3:12).
2.     Los israelitas decían que Dios era su padre pero no amaban al Cristo (Juan 8:41-42).
a.     Como consecuencia de esto, la palabra de Dios, igual que a los judíos que intentaban matar a Cristo en el primer siglo, los califica como hijos del Diablo (cf. Juan 8:44).
b.    Y al que no se encuentre bajo esta clasificación, como mínimo se encuentra cegado bajo su lazo (2 Timoteo 2:25-26; 2 Corintios 4:3-4; 1 Juan 5:18-19).


III.     Nosotros al igual que el apóstol Pablo (cf. 1 Corintios 4:15) y demás apóstoles, como cristianos tenemos  la obligación de “engendrar” hijos para nuestro Creador.
A.   Esto solo es posible mediante la predicación de la Palabra de Dios  (Efesios 1:13; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:22-23).
B.   Mientras no nos convirtamos en verdaderos cristianos de la manera bíblica:
1.      No somos concebidos por Dios.
2.     Estamos muertos en nuestros delitos espirituales y pecados.
3.     Somos hijos de ira, hijos de desobediencia, hijos del diablo, etc. (Efesios 2:1-3; Hechos 13:10; Tito 3:3-5).
4.     Al hacernos cristianos dejamos de tener el entendimiento entenebrecido, y ahora somos luz en el Señor  (Efesios 4:17-24; 5:5-8; 1 Pedro 2:9).

Conclusión:
·        El hombre, en su condición natural, es incapaz de recibir la luz espiritual, por cuanto carece de capacidad para discernir lo espiritual (1 Corintio 2:14).
·        El evangelio es la luz  que debemos predicar para que Dios pueda trasladar almas de las tinieblas  al reino de nuestro SEÑOR  JESUCRISTO (Colosenses 1:13).


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